Conocimiento estratégico y conocimiento táctico
El conocimiento que el ser humano tiene de las cosas, corresponde al desenvolvimiento real.
Las cosas tienen un desenvolvimiento inmediato, cotidiano, normalmente apreciable por medio de los sentidos pero también tienen un desarrollo mediato, que trasciende el presente, y que constituye la finalidad, el sentido último de las cosas.
El desarrollo mediato de las cosas, trascendente se conoce por medio de la reflexión, de la abstracción sobre los procesos más importantes que hacen que las cosas se dirijan hacia su finalidad.
El trabajo intelectual, es decir, del conocimiento, consiste en desentrañar la relación existente entre lo inmediato y mediato de las cosas y posibilitar formulaciones para que la acción humana, consciente, pueda mantener o modificar el curso presente y futuro de las cosas.
El conocimiento asociado con la finalidad de las cosas, se denomina conocimiento estratégico y el relacionado con el desenvolvimiento actual o cotidiano de las cosas, conocimiento táctico y operativo.
La división del trabajo en el campo de la administración ha conducido a lo largo de un proceso histórico a establecer la función del o de la estratega, que usualmente requiere formación intelectual, diferenciada de la función del operario u operaria, activista, que generalmente requiere formación manual o técnica de diferente nivel.
Para desarrollar la función de la conducción estratégica, se necesita formación e información especial; la formación estratégica está orientada especialmente al fortalecimiento de la capacidad de observación y reflexión, de abstracción, para que las personas extraigan lo central en medio de una miríada de acontecimientos y se mantenga el rumbo de las cosas dirigido hacia la consecución de los objetivos trazados en la planificación estratégica, final o de largo plazo.
Una forma de representación adaptada de Koontz y O´Donnell (Administración Científica) para el diagrama de las necesidades de trabajo manual o intelectual en la empresa es el siguiente:

Las cosas tienen un desenvolvimiento inmediato, cotidiano, normalmente apreciable por medio de los sentidos pero también tienen un desarrollo mediato, que trasciende el presente, y que constituye la finalidad, el sentido último de las cosas.
El desarrollo mediato de las cosas, trascendente se conoce por medio de la reflexión, de la abstracción sobre los procesos más importantes que hacen que las cosas se dirijan hacia su finalidad.
El trabajo intelectual, es decir, del conocimiento, consiste en desentrañar la relación existente entre lo inmediato y mediato de las cosas y posibilitar formulaciones para que la acción humana, consciente, pueda mantener o modificar el curso presente y futuro de las cosas.
El conocimiento asociado con la finalidad de las cosas, se denomina conocimiento estratégico y el relacionado con el desenvolvimiento actual o cotidiano de las cosas, conocimiento táctico y operativo.
La división del trabajo en el campo de la administración ha conducido a lo largo de un proceso histórico a establecer la función del o de la estratega, que usualmente requiere formación intelectual, diferenciada de la función del operario u operaria, activista, que generalmente requiere formación manual o técnica de diferente nivel.
Para desarrollar la función de la conducción estratégica, se necesita formación e información especial; la formación estratégica está orientada especialmente al fortalecimiento de la capacidad de observación y reflexión, de abstracción, para que las personas extraigan lo central en medio de una miríada de acontecimientos y se mantenga el rumbo de las cosas dirigido hacia la consecución de los objetivos trazados en la planificación estratégica, final o de largo plazo.
Una forma de representación adaptada de Koontz y O´Donnell (Administración Científica) para el diagrama de las necesidades de trabajo manual o intelectual en la empresa es el siguiente:

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Puede notarse en el diagrama anterior:
Que cada nivel de participación en la empresa requiere de un tipo de conocimiento.
1. El nivel de empleados, requiere de un conocimiento operativo.
2. El nivel de gerencia, necesita un conocimiento táctico, de corto y mediano plazo.
3. El nivel de dirección demanda un conocimiento estratégico, de largo plazo.
El rectángulo en el centro relaciona gráficamente dos tipos de trabajo: el intelectual y el manual.
1. En las labores de dirección se requiere permanentemente un conocimiento estrategico y para lograrlo pesa de manera completamente dominante, el trabajo intelectual sobre el manual.
2. En las labores de gerencia, siempre se requiere de conocimiento estratégico pero en menor espacio que la dirección. El gerente comparte su tiempo entre su trabajo intelectual y manual.
3. En las labores de los empleados, administrativos u operarios, el trabajo manual predomina sobre el intelectrual. Casi no queda tiempo para pensar; casi todo es hacer, operar. 
Diciéndolo de otra forma: la división social del trabajo en el proceso administrativo necesita proyecciones o planes estratégicos, tácticos y operativos, que implican concreción en el tiempo en términos concatenados de la manera siguiente: la consecución de los objetivos estratégicos o las finalidades últimas requieren planes de largo plazo, la obtención de objetivos tácticos, demandan planes de mediano o corto plazo y los objetivos de operaciones, se proyectan a obtenerse en el inmediato o corto plazo.
Un elemento central en la conducción estratégica es el establecimiento de la distinción entre lo sustantivo y lo accesorio, es decir, es esencial tener capacidad de abstracción para establecer prioridades de las finalidades. Y también es necesaria la capacidad de abstracción para establecer las conexiones entre lo indispensable (que permanece) y lo importante (que puede variar de acuerdo al tiempo y la situación). El punto es que el manejo de lo importante no desvíe a la empresa de la consecución de lo indispensable.
Un elemento central en la conducción estratégica es el establecimiento de la distinción entre lo sustantivo y lo accesorio, es decir, es esencial tener capacidad de abstracción para establecer prioridades de las finalidades. Y también es necesaria la capacidad de abstracción para establecer las conexiones entre lo indispensable (que permanece) y lo importante (que puede variar de acuerdo al tiempo y la situación). El punto es que el manejo de lo importante no desvíe a la empresa de la consecución de lo indispensable.
Fases del proceso administrativo
El proceso administrativo tiene tres fases interconetadas: planificación, implementación y control, según el tratadista mexicano José Antonio Fernández Arena. Y de acuerdo al profesor estadounidense George R. Terry, son cinco: planificación, organización, dirección, ejecución y control. 
El proceso administrativo es una totalidad de fases. Solamente en su conjunto como acción conciente del ser humano se conduce científicamente la combinación de recursos humanos, materiales y financieros hacia el logro de finalidades determinadas.
La fase de planificación es central. En ella se fijan finalidades, objetivos y metas. En otra oportunidad trataremos las diferencias entre ellas.
La implementación es la actuación, la realización, la concreción. El ser humano es el único ser que planifica antes de actuar. Su planificación es conciente, esta basada en su cerebro, no en su instinto. Al menos la vertiente científica de la administración así lo indica: planificar antes de actuar.
El control, puede definirse como la fase del proceso administrativo que establece el contraste entre lo planificado y lo implementado (siguiendo la terminología de Fernández Arena) con el propósito de realizar correcciones o afirmar posiciones en el plan o en las acciones. De esta manera la planificación estratégica y sus objetivos, penetran todo el proceso, pasando por el momento táctico y operativo.
Quien bien conduce tiene siempre presente los objetivos estratégicos. A medida que se desciende en el proceso administrativo una serie de acontecimientos, problemáticos por definición, pueden hacer perder el rumbo estratégico. Esa es la labor de la conducción estratégica: asegurar que en medio de los problemas cotidianos, no se pierda el objetivo estratégico.
Mucha de la teoría administrativa proviene de la Ciencia Militar, y se refiere que Napoleón, para elevar la moral de sus soldados y recordarles en el campo de batalla las finalidades trascendentes de lo que consideraba la elevada misión de sus guerras, proveía un bastón de general en el equipo de todos sus soldados. Muy simplificada la analogía, pero nos permite puntualizar que en la vida cotidiana de cualquier empresa, debe mantenerse siempre presente el objetivo estratégico vinculado al táctico y operacional, desentrañando en medio de la gran cantidad de actividades o sub actividades aquellas formas centrales que permitan la consecución del objetivo estratégico.
El control, puede definirse como la fase del proceso administrativo que establece el contraste entre lo planificado y lo implementado (siguiendo la terminología de Fernández Arena) con el propósito de realizar correcciones o afirmar posiciones en el plan o en las acciones. De esta manera la planificación estratégica y sus objetivos, penetran todo el proceso, pasando por el momento táctico y operativo.
Quien bien conduce tiene siempre presente los objetivos estratégicos. A medida que se desciende en el proceso administrativo una serie de acontecimientos, problemáticos por definición, pueden hacer perder el rumbo estratégico. Esa es la labor de la conducción estratégica: asegurar que en medio de los problemas cotidianos, no se pierda el objetivo estratégico.
Mucha de la teoría administrativa proviene de la Ciencia Militar, y se refiere que Napoleón, para elevar la moral de sus soldados y recordarles en el campo de batalla las finalidades trascendentes de lo que consideraba la elevada misión de sus guerras, proveía un bastón de general en el equipo de todos sus soldados. Muy simplificada la analogía, pero nos permite puntualizar que en la vida cotidiana de cualquier empresa, debe mantenerse siempre presente el objetivo estratégico vinculado al táctico y operacional, desentrañando en medio de la gran cantidad de actividades o sub actividades aquellas formas centrales que permitan la consecución del objetivo estratégico.
 
 
  
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